CON EDITORIAL O SIN EDITORIAL

GAJES Y OFICIO DE LA PUBLICACIÓN DE LIBROS DE GRAFFITI (1)

Con editorial o sin editorial

Fernando Figueroa


Para quienes quieran embarcarse en la publicación de un libro sobre graffiti en papel, hay dos caminos: a través de una editorial o por medio de la autopublicación. Ninguna vía es mejor o peor que otra, eso depende de la capacidad que se tenga y los objetivos que uno se marque y se consigan. Pero antes de que juzgues lo idóneo o no de cada opción, veamos las características generales de cada una.


CON EDITORIAL

Puede tratarse de un proyecto propio o de un proyecto de encargo. Del segundo caso no hablaré, que parece menos lioso, pero sí del primero. Su dificultad radica en encontrar una casa cuya línea editorial admita ese tipo de temáticas y luego que la propuesta encaje en sus colecciones. Aquí conviene entender que la aceptación puede suponer comprometerse a realizar un último esfuerzo para rematar lo realizado e, incluso, una serie de recortes, ampliaciones o cambios más o menos profundos o superficiales sobre lo que se había pensado con objeto de mejorar la propuesta. En ocasiones, para no llevarse sorpresas o dejar las cosas claras frente a la editorial acerca de lo que uno quisiera, es aconsejable el esfuerzo de preparar una maqueta de presentación que, de no servir para convencer al editor, habrá adelantado tarea en el caso de optar todavía por la autopublicación. Ahora, como sucede con la decisión de publicar o no, la editorial marcará los tiempos de la edición y tendrá la última palabra en lo que respecta al acabado final (formato, calidad del papel, encuadernación, etc.).

También, hay que advertir de que es muy distinto publicar en una editorial comercial a publicar en una editorial académica o institucional; en la primera primaría la calidad comercial y en la segunda, la calidad de los contenidos en términos culturales, pedagógicos, científicos, etc., que pasan además por la calidad curricular del autor. Todas esas editoriales privadas o públicas apechugan con la financiación de la edición que por eso son empresas y tú un trabajador que ofrece su trabajo, no un cliente, que eso son los lectores. Si alguna pidiese dinero al autor, sería o una coedición o una estafa disfrazada de coedición; en ese supuesto lo mejor es pasarse a la autopublicación porque sale más barato, vas a quedar más contento y no te tomarán por tonto, o buscarte otra editorial, que no te han de faltar, hasta que encuentres la adecuada.

Uno de los pros principales de la editorial y que explica que pague el menor porcentaje de venta al autor es que se hace cargo directa o indirectamente de todo lo que concierne a la gestión de la edición (editorial-imprenta), distribución (distribuidora) y venta del libro (librerías o venta digital). Todo esto al margen del tipo de empeño o cariño que ponga. Del mismo modo, debería asumir todo el trabajo de producción que va desde la corrección de los contenidos al cuidado del diseño gráfico, además de planificar la promoción y saber llegar al tipo de público que pueda estar interesado en comprar esa publicación. Sin embargo, en los tiempos que corren escasean las editoriales formales, acceder a ellas es complejo, requiere paciencia, contactos, a menudo un agente, y no es fácil que se tomen en serio este tipo de propuestas. En ocasiones, conviene observar qué editoriales se han ocupado de libros parecidos y, otra cosa muy importante, pedir informes acerca de su forma de hacer (si cuidan el producto o si son una suerte de churrerías de pliegos encuadernados y con título) y, sobre todo, si cumplen con los pagos de derechos.

Otro aspecto positivo es que publicar en un sello editorial, dado que presupone que implica pasar por criba selectiva, suele funcionar como respaldo de calidad, aunque esto también dependa de la reputación de profesionalidad que se labre esa editorial. Por eso, en ámbitos académicos está mejor considerado publicar en una editorial y mucho mejor en una editorial de prestigio que la autopublicación, que no cuenta como mérito académico. Una pega económica la encontramos, precisamente, en las editoriales de mayor prestigio, que son las académicas. Estas no suelen pagar al autor, pero lo compensan con una buena calidad de las ediciones, el renombre que aporta su sello, la presencia garantizada en bibliotecas públicas, tiradas generosas y la entrega de una buena cantidad de ejemplares al autor (fuera de mercado).

AUTOPUBLICADO

El yo-me-lo-guiso-yo-me-lo-como es una opción atractiva y a la vez forzada por las circunstancias de marginalidad del género. Con la digitalización y las plataformas de crowdfunding se ha facilitado mucho emprenderla, aunque esta afirmación hay que cogerla con pinzas, pues el autor se sobrecarga con tareas muy onerosas y no todo el mundo sabe abordarlas correctamente, al menos la primera vez. A veces no basta con tener un buen contenido, contar con un buen corrector y un buen maquetador y gestionar la edición con una imprenta profesional para tener un bestseller, porque, en este caso, el mayor reto es planificar tanto la financiación como la venta del libro para no entrar en pérdidas o conseguir arruinarte haciendo un libro de culto que se van a comer las ratas, no va a salir de tu ciudad, lo vas a vender a cuentagotas o a regalar por lo verlo marchitar o que va a ser la felicidad de los revendedores años después de haberte entrampado con él.

Sin duda, esta fórmula es muy adecuada para quienes les gusta de por sí el mundo editorial y controlar todo el proceso creativo, para quienes quieren realizar un formato de libro muy singular fuera de los estándares comerciales, para quienes quieren hacer un proyecto muy personal, para quienes quieran alinearse fuera de la industria editorial o situarse en el underground, para quienes les guste el riesgo, para los caprichosos, para los impacientes, para quienes conocen muy bien a su público receptivo y el terreno que pisan, para quienes prefieren ajustarse a sus propio ritmo de producción, etc. No obstante y respetando la libertad creativa, conviene conocer qué se ha hecho antes en cuanto a ediciones en el género, que es viable fácticamente, que tipo de libros son los que se demandan o cuáles están por hacer para cubrir una laguna, etc. para evaluar el posible éxito del proyecto. No solo en el mundo del graffiti, sino en el mercado editorial de otros mundos marginales o generales colindantes.

Por tanto, la gran pega de las autopublicaciones es que pueden verse muy limitadas en su resultado final, a efectos de calidad, por la escasez de capital o pueden correr el riesgo de resultar deficitarias como se vaya muy a lo grande con la tirada y las calidades. Por otro lado, los libros autopublicados no llegan muy lejos en su distribución por los costes de envío y su baja tirada, el eco de su existencia no llega a los mass media y menos acaban formando parte de los repositorios de las bibliotecas públicas (a menos que los dones tú). Al final, su conocimiento queda entre círculos de entendidos o coleccionistas, lo que traba la divulgación de su contenido. Es una pena, pero hay que hacerse una idea de que muchos proyectos de libro quedan abortados y los que consiguen nacer no siempre tendrán una larga y feliz vida y, mucho menos, una reedición.

Otra pega de las autopublicaciones, es que no tienen buena fama en ámbitos académicos porque se presupone que no se sujetan a una disciplina de precisión y calidad propia de las editoriales especializadas, académicas o institucionales. Ahora, pueden ser libros muy frescos y que evitan posibles censuras externas. Es patente que un autor independiente puede entender la autopublicación como un sistema idóneo para preservar y reflejar esa independencia, aunque conlleve costes inasumibles o una previsión de ingresos irrisorios.

Por supuesto, autopublicar implica paciencia por cuanto añade al proyecto aproximadamente un año más de desarrollo si el proyecto es ambicioso; si es un libro sencillo, puede ocupar bastante menos. Tiempo que se ha de sumar al tiempo de concepción del proyecto, la documentación previa, la organización de los materiales, la digestión de la información y la redacción... Ese plazo extra se destinaría al tratamiento de imágenes, la corrección de los textos, la maquetación, la corrección de la galerada, gestión de permisos y registros o la impresión y encuadernación. También puede incluirse la convocatoria de un crowdfunding, la búsqueda de patrocinadores o de puntos de venta.


Gajes y oficio de la publicación de libros de graffiti (2): Solo o acompañado.

Gajes y oficio de la publicación de libros de graffiti (3): Con dinero o sin dinero.

Gajes y oficio de la publicación de libros de graffiti (4): Fotos o textos.

Gajes y oficio de la publicación de libros de graffiti (5): Con pan y cebolla.



Comentarios