SPRAYCAN ART


Spraycan Art

Henry Chalfant y James Prigoff


Editorial: Thames and Hudson, Londres
Año: 1987
Idioma: Inglés


SINOPSIS DE LA EDITORIAL 
(Traducción de Fernando Figueroa)

La pintura en aerosol, desplegada con tanta exhuberancia en estas páginas, deriva directamente de los escritores orientados al graffiti en los laterales de los trenes del metro de Nueva York, que fue tan vividamente celebrado en el extremadamente exitoso libro Subway Graffiti (Thames and Hudson, 1984) de Martha Cooper y Henry Chalfant.

Con su llamativa caligrafía y brillante colorido, el estilo pronto emergió desde el metro hacia los muros, las canchas de baloncesto y otros soportes sobre superficie, y últimamente en las galerías de arte, marchantes y galeristas. La explosión Hip Hop de los primeros ochenta ayudó a expandir la técnica a nivel mundial. No es necesariamente que por más tiempo sea ilegal o antisocial: se ha convertido en parte del arte de masas.

Henry Chalfant y James Prigoff han documentado la evolución del arte del aerosol desde sus más tempranos inicios, fotografiaron a los autores en acción así como sus obras terminadas y registraron sus comentarios siempre intrigantes y frecuentemente con una filosofía sorprendente. Esta selección de espectaculares fotografías y pensamientos —citas provocativas— de más de veinte ciudades desperdigadas por tres continentes —será extensamente apreciado por su significancia social y cultural, además de por su rompedor atractivo visual.


OPINIÓN

Henry Chalfant y James Prigoff publican este libro como una continuación del Subway Art (el formato es el mismo y con la misma editorial), pero ampliando horizontes y abordando fundamentalmente el graffiti sobre muro. Su objetivo era dar una panorámica del arraigo del aerosol art en los barrios neoyorquinos y testimonio de su expansión por otros puntos de los Estados Unidos de América, de la Europa occidental y en Australia y Nueva Zelanda. Incluye el seguimiento paso a paso de una pieza de Maze y Blade, en su línea iconográfica rockero-psicodélica. En total, 224 imágenes, según reza su promoción.

También pasaron a hacer fotos por España. Sin embargo, el sondeo español no fue muy lucido, aunque sirvió para comprender los diversos y azarosos avatares que conlleva la realización de este tipo de proyectos internacionales, donde la oportunidad del contacto manda sobre cualquier otro imperativo. Pese a ello, es un dulce recuerdo del graffiti barcelonés.

En fin, estamos ante uno de esos libros (más visuales que textuales) que se convirtieron en referentes de una generación y que han pasado a la historia como títulos imprescindibles de la biblioteca de un escritor de graffiti, dada su importancia como objeto de documentación y de difusión del fenómeno.



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