GETTING UP

 


Getting Up

Subway Graffiti in New York

Craig Castleman


Editorial: MIT Press
Año: 1984
Idioma: Inglés


SINOPSIS DE LA EDITORIAL

(Traducción de Fernando Figueroa)

Getting up es el término utilizado por los artistas del graffiti para describir su logro en dejar su huella en el sistema del metro de Nueva York. Por medio de entrevistas informales, el neoyorquino Craig Castleman documenta la historia privada de las vidas y actividades de estos jóvenes grafitistas.


OPINIÓN


Alguien llamó al libro de Castleman la Biblia del Graffiti, pero podríamos decir que más bien es el Evangelio según Castleman, que se complementa con otros textos, pese a lo rico y completo que es.
Publicado por primera vez en 1982, su éxito no fue solo por ser el segundo que se tomó en serio el tema y a sus protagonistas, sino que radicó en la feliz colaboración de este profesor de secundaria con sus alumnos graffiteros, cuyos testimonios de primera mano y en primera persona le fueron iniciando en ese fabuloso mundo. Al más puro estilo de la Escuela sociológica de Chicago, Castleman abordó un ambicioso proyecto que combinaba entrevistas con observación sobre el terreno y documentación periodística; y lo cocina todo con buen oficio y mejor juicio, con un análisis lúcido y agudo, cuya capacidad literaria no podía por menos que convertirlo en un título clásico, en el que muchos investigadores nos miramos.
El relato de Castleman se refiere a un momento histórico irrepetible, el Nueva York de los setenta; con un sustrato cultural popular, un tejido social, un campo de operaciones y unas circunstancias sociohistóricas que dificilmente se han podido repetir del mismo modo y con la misma intensidad en otras partes del mundo. Aquí creó un libro genial y apasionante, que fue capaz de fascinar a muchos jóvenes y ayudarlos a comprender de qué iba la película. Aunque recomiendo siempre una segunda lectura con los años, pues hay muchos aspectos que recoge sobre los que se pasa de largo, que se aprecian mejor con la edad y que, incluso, contradicen algunos clichés arraigados entre los escritores de graffiti y que creen recogidos en él.
Pese a todo, se convirtió en la guía por excelencia para aquellos que querían profundizar en el writing graffiti más allá de lo que salía en la prensa o emular el subway graffiti neoyorquino si había ocasión. Así que todo lo que vino después, incluso en el mismo Nueva York, solo se puede calificar de imitadores de aquella generación en otros nuevos tiempos y escenarios. Así que su veneración ciega ha tenido una pega clara y es que su difusión, junto a la paquetería hip-hop, mermó la originalidad, contuvo el desarrollo de peculiaridades locales o escuelas autóctonas, bajo la presión de la imitación fiel o la afiliación tradicional a un modelo consagrado como el modelo, el gran modelo o el único modelo. Es el peaje que ha contraído dejarse fascinar por sus páginas, que otras realidades del grafiti no hayan gozado, en su día, de sus propias biblias (o evangelios) para competir en igualdad de condiciones con este magnífico libro.


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