LAS PAREDES LIMPIAS NO DICEN NADA


Las paredes limpias no dicen nada
Libro de graffitis

Claudia Kozak, Floyd, Istvan y Gustavo Bombini


Editorial: Libros del Quirquincho
Año: 1990
Idioma: Castellano


PRESENTACIÓN DE LOS AUTORES

Pensar, escribir y producir un libro de graffitis es, seguramente, una forma de la traición. El grafiti, escritura propia del espacio público, aparece inmovilizado en el interior del espacio de este libro, recubierto de tapas y sin entrar en contacto con esa exterioridad urbana que es su lugar natural: bocinazos, smog, paredes prohibidas. El verdadero escenario del graffitear.

El graffiti ocupa ahora el lugar de una novela, una antología de poesía o un tratado de física nuclear: el libro. Una traición que consiste en colocar al graffiti en un lugar que no es el propio, en convertirlo en un simulacro, en una imitación de sí mismo.
Así como un libro que reproduce el texto de una obra teatral no es la obra misma ya que faltan actores, gestos, movimientos, escenografía, luces, así, leer un libro con fotos, recorridos, dibujos y letras de molde no es lo mismo que ver un graffiti en su propio escenario.

En este libro: trazos, rasgos, superficies, texturas, colores, imágenes, pinturas, aerosoles, frases, consignas, chistes, censuras, prohibiciones, buscan ser reproducidos para crear un efecto de realidad, un dispositivo que nos ponga a pesar del libro en contacto con los graffitis.


OPINIÓN


Este es uno de esos libros que se convierten en codiciados por su sabor underground y a la vez añejo. Primera publicación divulgativa de la investigadora Claudia Kozak, por entonces doctoranda y becaria del CONICET, apasionada del grafiti y del rock, y que es una figura principal en el estudio del grafiti contemporáneo argentino. El libro cuenta con la participación del editor Floyd, el ilustrador Istvan y el director de la colección Gustavo Bombini.

Desde sus páginas se nos invita a recorrer el grafiti de Mar de Plata, Santa Fe, Rosario y Buenos Aires de finales de los ochenta. Nos muestra la diversidad grafitera del paisaje urbano de una nación que recuperaba la democracia y, por tanto, en la que el pueblo reconquistaba la calle para expresarse libremente. Observamos el gran peso del grafiti político, del grafiti de leyenda, del rock y el punk, la aparición de las primeras firmas a la neoyorquina, etc.; todo ello con un excelente plantel de fotografías a blanco y negro, comentarios, alguna entrevista, recortes de prensa e ilustraciones de sabor fanzinero, en las que apreciamos las manos de Floyd e Istvan.

Las paredes limpias no dicen nada es un libro singular a medio camino de la miscelánea y del estudio de campo, lo que se dice un libro de culto que habla no solo de la vitalidad callejera de una época, sino también del incipiente y arraigado interés por documentarlo y convertirlo en materia de estudio y espolón para ensanchar socialmente el concepto de cultura por parte de la generación que lo vio crecer. Por eso no se contenta con describir las producciones desde fuera, sino que procura acercarnos su lado humano dando voz a sus autores.


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